Amar a alguien y querer a alguien son conceptos relacionados pero distintos en la forma en que se experimentan y se manifiestan en una relación.
Amar a alguien implica un vínculo emocional profundo y significativo. Se trata de sentir un afecto intenso, cuidado y compromiso hacia esa persona. El amor implica aceptar a la otra persona tal como es, con todas sus virtudes y defectos, y estar dispuesto a hacer sacrificios por su bienestar y felicidad. El amor a menudo implica una conexión emocional y espiritual fuerte que va más allá de los aspectos superficiales de la relación.
Por otro lado, querer a alguien puede ser más superficial en comparación con el amor. Querer a alguien implica tener sentimientos positivos hacia esa persona, como aprecio, afecto y cariño, pero puede no involucrar el mismo nivel de compromiso emocional y sacrificio que el amor. Puedes querer a alguien por las cosas que te hacen sentir bien cuando estás con esa persona, pero este sentimiento puede ser más transitorio y menos profundo que el amor.
En resumen, mientras que el amor implica un compromiso profundo y duradero hacia la otra persona, el querer puede ser más ligero y menos comprometido emocionalmente. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la forma en que estas palabras se interpretan puede variar según la cultura, las experiencias personales y las relaciones individuales.